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El escalofrío de América
03:00 21/12/11
El pasado sábado, el interés del partido de la NFL que enfrentaba en el Soldier Field de Chicago a los Bears con los Seattle Seahawks terminó en el último cuarto. Una jugada desafortunada dejó al receptor local Johnny Knox, de 25 años de edad, tendido inerme en el suelo, a sus compañeros y rivales sacudiendo la cabeza con fatalidad y a los espectadores con un escalofrío en la boca del estómago.Fue uno de aquellos lances en los que todo sale mal, en el que los jugadores se encuentran en el lugar más inoportuno en el peor momento posible. Knox tenía el balón en su poder pero la intervención de un defensor hizo que se le cayera de las manos. Se lanzó al suelo a recuperarlo, quedando con las piernas tendidas en el piso y el tronco levemente incorporado. Al mismo tiempo Anthony Hargrove, defensa de Seattle, venía lanzado con la intención de capturar aquel balón sin dueño.
El choque fue devastador. El tronco de Knox (1,83 m. y 86 kgs.) fue brutalmente desplazado hacia atrás por el impacto de Hargrove en feroz carrera (1,91 m. y 123 kgs.). El cuerpo del receptor quedó doblado en un escorzo imposible, como si fuera de goma y no tuviera espinazo. El Soldier Field ahogó un grito y luego quedó en silencio. Todo el mundo pensó lo peor, que se había partido la columna vertebral.
10 minutos eternos
Knox permaneció inmóvil sobre la hierba durante 10 minutos, mientras los médicos le examinaban con evidentes muestras de preocupación. Mientras, la televisión repetía la fatídica jugada una y otra vez. Las imágenes ralentizadas eran aún más escalofriantes que el fugaz directo. Las redes sociales comenzaron a tabletear el nombre de Johnny Knox, 'trending topic' automático, y América entera contuvo la respiración esperando un desenlace trágico.
La primera señal de alivio la dio el propio Johnny mientras abandonaba el Soldier Field tendido en una camilla, levantando un dedo de su manopara tranquilizar a sus familiares. Era evidente que tenía sensibilidad en los brazos, pero lo que realmente preocupaba eran sus piernas. Trasladado a un hospital de inmediato, después del partido los Chicago Bears se apresuraron a anunciar que las primeras exploraciones eran esperanzadoras: Knox tenía asimismo sensibilidad en las extremidades inferiores.
El paso de los días no ha hecho más que jugar en favor de Knox, a pesar del pesimismo que transmiten las imágenes de su lesión. Ayer se le practicó una intervención quirúrgica para estabilizar la primera vértebra lumbar y el parte médico no puede ser más favorable: no sólo volverá a caminar con normalidad, sino que todo indica que estará disponible para incorporarse a la disciplina de los Bears durante el 'training camp' de la próxima temporada.
Pese a la aparatosidad del percance, no se ha levantado una sola voz crítica. Lovie Smith, técnico de los Chicago Bears, quiso dejar claro desde el principio que no culpa a Hargrove: "El chico estaba haciendo su trabajo, jugando duro. Este es un deporte violento y simplemente se trata de un caso de infortunio. No hubo ningún tipo de mala intención".
De un tiempo a esta parte, la NFL ha puesto énfasis en apaciguar las acciones violentas en un deporte de mucho contacto físico, sobre todo debido a los últimos casos de fallecimientos de ex jugadores por causa del CTE o Encefalopatía Traumática Crónica, una demencia producida por la acumulación de golpes en la cabeza a pesar de la protección del casco
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